Conectores de mundos: el trabajo de la Antropología
Sonia Pascaguaza es una antropóloga rosarista que trabaja en la creación y gestión de espacios de encuentros para el futuro de las juventudes indígenas del país
En medio de olores herbales, sahumerios y tabaco, tejidos en palma y lana, artesanías de mil colores, música de kenas y flautas, y los rostros de casi 115 miembros de comunidades indígenas de todo el país, la plaza de la Concordia en Bogotá abrió sus puertas a la primera Feria Nacional de Jóvenes Indígenas.
En el equipo que hizo posible este gran encuentro, está Sonia Pascaguaza, egresada de la Universidad del Rosario como Antropóloga en 2019 y actual integrante de la Coordinación Nacional de Jóvenes Indígenas, adscrita a la Organización Nacional de Indígenas de Colombia (ONIC).
Si bien realizó su tesis de pregrado hace cuatro años sobre el pueblo rrom, Sonia llegó a la ONIC a través de sus pasantías en la Consejería de Mujer, Familia y Generación y en la Consejería de Planeación. En ese momento, su trabajo consistía en mapear dónde están los resguardos indígenas y las organizaciones a las que pertenecen; ahora trabaja en la Coordinación Nacional de Jóvenes Indígenas en este proyecto hecho con el Fondo del Buen Vivir con el fin de fortalecer las economías propias de los pueblos indígenas
La Feria es tan solo el resultado final de un largo proceso, en el que Sonia viajó a territorios donde los jóvenes indígenas le contaron cuáles son sus iniciativas y pasaron por procesos de meses para llegar a este espacio en Bogotá. Como profesional social, Sonia presta apoyo en amplia gama de tareas a lo largo de todo el proceso: gestionar talleres sobre emprendimiento para los jóvenes, abrir espacios de intercambio de saberes con otros emprendimientos indígenas y, sobre todo, reunir los relatos que surgen en el proceso desde las relatorías y documentos, todo esto con el fin de apoyar a la construcción de la política pública para la juventud indígena.
Se preguntarán, ¿todo esto hace una antropóloga? Sonia asegura que esto y más. Ha trabajado en el DANE, en Migración Colombia, con pueblos indígenas en la ONIC, entre otros. Cuenta que hay una variedad de cosas en las que un antropólogo se ve inmerso y que también depende del momento en el que esté el país: cuando hubo auge de migración hubo trabajo en esas áreas; ahora que la Antropología se centra en la importancia de los pueblos indígenas en la construcción de la política pública, las iniciativas al respecto están creciendo y allí entra nuestra labor.
Para Sonia, el antropólogo debe ser reflexivo y multifacético: “La antropología se aplica en todo momento y eso lo decían los profesores: en el momento en que entras a la carrera empiezas a ponerte unas gafas en donde ves las cosas de distinta manera y todas esas enseñanzas apoyan a que entendamos esos contextos”. Con el aprendizaje de conceptos y metodologías propias de la Antropología, aprendemos a entender el mundo y sus contextos. El ejemplo más grande de esto para Sonia fue su trabajo en el Jardín Botánico, donde creó herramientas de difusión de información sobre el ambiente y el cuidado de los árboles. Si bien la botánica o la biología no son sus áreas de experticia, Sonia menciona que como antropóloga tiene la capacidad de crear una herramienta que transmite un conocimiento que de otra forma las personas del común no podrían alcanzar porque es muy técnico.
El resultado de estas labores se ve reflejado en las personas con las que Sonia ha trabajado. Yeison Arias, del pueblo indígena Kankuamo de la Sierra Nevada de Santa Marta, asiste a esta feria con la “Escuela para desaprender”, un espacio que trae hasta Bogotá las enseñanzas tradicionales de la Sierra. Yeison, como otros asistentes de la feria, resalta la importancia de la labor de la Antropología al fomentar estos espacios en los que el conocimiento y los saberes tradicionales llegan no solo a la comunidad, sino a las juventudes de todo el país.
Sonia deja a todos los antropólogos de la Universidad del Rosario (a los que ya son egresados y construyen su trayectoria profesional en diferentes espacios; a los que están estudiando en estos momentos y los que están aún por llegar) un llamado a reconocer la importancia de su labor como traductores. El trabajo como profesional enseña a decantar la información para que a todo el mundo le llegue, con todos los procesos que esto implica y donde las habilidades como investigadores, etnógrafos, escritores y hasta fotógrafos, entran en juego.
Así, esta Feria Nacional de Jóvenes Indígenas no es solo un emprendimiento: es una muestra de la diversidad de los indígenas colombianos, agrupados en más de 115 pueblos donde hay lenguas, costumbres y vestimentas distintas que a veces tendemos a generalizar y a las cuales Sonia, como antropóloga, ha dedicado su vida laboral a comprender porque, en sus palabras, “siempre, siempre hay más”.
Texto: Daniela Castillo. Estudiante de los pregrados de Periodismo y Opinión Pública y de Antropología de la Universidad del Rosario
Fotografías: Laura Catalina Franco. Estudiante del pregrado de Periodismo y Opinión Pública de la Universidad del Rosario